Las encuestas apuestan por un ganador claro en las elecciones alemanas y adelantan un castigo electoral para los partidos que han conformado el Gobierno de Scholz.
A falta de dos semanas para las elecciones federales en Alemania, la mayoría de las encuestas coinciden en qué partido será la fuerza más votada: la Unión Democristiana (CDU) de Friedrich Merz tiene todas las papeletas para llevarse los comicios del 23 de febrero, un resultado consecuente con el desgaste que los socialdemócratas (SPD) de Olaf Scholz han sufrido durante su gobierno en la llamada «coalición semáforo» con los Verdes y los liberales del FDP. Merz y Scholz se miden precisamente este domingo en el primer debate televisado de la campaña y en el que las cadenas públicas ARD y ZDF han optado por invitar únicamente a canciller y líder de la oposición.
Sin embargo, el foco en estas elecciones está en las expectativas de voto de la ultraderecha de Alternativa por Alemania (AfD): los sondeos les otorgan un importante porcentaje de votos mientras el cordón sanitario que el resto de partidos habían marcado con ellos se resquebraja, tras dar su apoyo a la CDU para establecer medidas restrictivas con la inmigración en el Parlamento.
