100 años de escaleras mecánicas en Alemania

El 11 de julio de 1925, Alemania dio un paso hacia el futuro con la instalación de su primera escalera mecánica en el Kaufhaus Tietz de Colonia.

Lo que hoy consideramos una parte cotidiana del paisaje urbano fue entonces una maravilla tecnológica que atrajo a curiosos de todo el país. En 2025, se celebra el centenario de este invento que transformó la movilidad en espacios públicos y comerciales, marcando un hito en la historia de la modernidad alemana.

La escalera mecánica, también conocida como «escalera automática», nació en Estados Unidos a finales del siglo XIX. Aunque la primera patente fue registrada por Nathan Ames en 1859, el modelo funcional fue desarrollado por Jesse W. Reno en 1892 e instalado en el parque de atracciones Coney Island en 1896. En Europa, el invento tardó algunas décadas en llegar, pero su impacto fue inmediato.

En Alemania, el Kaufhaus Tietz —uno de los grandes almacenes más modernos de la época— fue pionero en adoptar esta tecnología. La escalera fue anunciada como una “pasarela rodante” que ahorraba tiempo y esfuerzo, y se convirtió en un símbolo del progreso urbano.

Hoy en día, Alemania cuenta con más de 39.000 escaleras mecánicas distribuidas en estaciones de metro, centros comerciales, aeropuertos y edificios públicos. La ciudad de Múnich lidera en número de instalaciones, con más de 770 escaleras operadas por la MVG (Münchner Verkehrsgesellschaft). En Colonia, donde comenzó todo, hay más de 260, aunque muchas enfrentan problemas de mantenimiento.

Algunas escaleras mecánicas se han convertido en verdaderos monumentos urbanos. Por ejemplo, la más larga de Baviera se encuentra en la estación Karlsplatz (Stachus) de Múnich, con 56,7 metros de longitud y 244 escalones. En la misma ciudad, la escalera del Marienplatz ostenta la mayor inclinación: un impresionante 70%, equivalente a 35 grados.

Las escaleras mecánicas no sólo han transformado la arquitectura y la movilidad, sino también la cultura. En Alemania, han sido objeto de estudio desde la perspectiva de la sociología urbana y la cultura del consumo. El escritor Reinhard Mey las menciona en sus canciones, y novelas como Rolltreppe abwärts las utilizan como metáfora del descenso social.

Los expertos incluso dividen la experiencia de usarlas en tres fases simbólicas: el momento de subir, que representa la decisión; el tránsito, como metáfora del cambio; y el descenso, que puede interpretarse como retorno o caída.

Con el avance de la tecnología, las escaleras mecánicas están evolucionando hacia modelos más eficientes, inteligentes y sostenibles. Algunas ya cuentan con sensores que ajustan la velocidad según el flujo de personas, y se exploran materiales reciclables para su construcción.

Además, en ciudades como Medellín (Colombia), se han convertido en herramientas de inclusión social, conectando barrios marginales con el centro urbano. ¿Podría Alemania seguir ese ejemplo y llevar las escaleras mecánicas más allá de los centros comerciales?

A cien años de su llegada a Alemania, la escalera mecánica sigue siendo mucho más que un simple mecanismo de transporte. Es un símbolo del progreso, una pieza clave en la arquitectura moderna y un reflejo de cómo la tecnología puede transformar la vida cotidiana. En su centenario, merece no sólo ser celebrada, sino también repensada como parte del futuro urbano.

Deja un comentario