Helados en Alemania

Aunque Alemania es más conocida por sus salchichas y cervezas, el país también tiene una relación dulce con los helados.

Desde sabores clásicos hasta propuestas arriesgadas, las heladerías alemanas han convertido este postre veraniego en un arte lleno de tradición y creatividad.

Alemania es uno de los países europeos que más helado consume per cápita, con un promedio de más de 8 litros por persona al año. Además cuenta con más de 9.000 heladerías repartidas por todo el país. El helado es un placer que los alemanes disfrutan incluso en invierno.

La historia del helado en Alemania está profundamente ligada a la inmigración italiana. Desde los años 60, familias italianas abrieron heladerías artesanales que hoy siguen siendo referentes. En ciudades como Berlín, hay más de 500 heladerías, muchas de ellas con raíces italianas.

Las heladerías artesanales abundan en ciudades como Berlín, Múnich y Hamburgo, donde tanto alemanes como turistas disfrutan de sabores únicos.

Los favoritos siguen siendo los tradicionales: vainilla, chocolate, fresa y stracciatella. Pero también hay espacio para la creatividad:

Espagueti de helado: una ilusión óptica con vainilla, salsa de frambuesa y coco rallado.

Combinaciones como caramelo con flor de sal, chocolate picante, fresa-cheesecake o naranja con albahaca.

Incluso hay helado para perros: Dogissimo-Gelato per Cani.

Cada vez más heladerías apuestan por lo vegano y bio, con nombres tan originales como Soy el amor (Bochum) o Fábrica de helado (Hamburgo).

Alemania cuenta con su propia Academia del Helado (Deutsche Eis Akademie), dónde se imparten cursos especializados y se celebran eventos para profesionales del sector.

Además, las heladerías innovadoras ofrecen opciones tan curiosas como helado de cerveza, salchicha blanca o incluso pesto de albahaca, para los más atrevidos.

Alemania demuestra que el helado no es sólo cosa del verano. Es una expresión de creatividad, tradición y placer que se saborea todo el año.

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