Merz, 100 días de gobierno sin reformas a la vista

Han pasado cien días desde que Friedrich Merz asumió el cargo de canciller de Alemania y el balance de su gestión inicial deja más preguntas que respuestas.

Lo que comenzó con promesas de renovación, firmeza y eficiencia, se ha transformado en una etapa marcada por la inacción, la controversia y una creciente frustración ciudadana.

Promesas que no se concretan

Merz llegó al poder con un discurso claro: Alemania necesitaba reformas profundas para recuperar competitividad, reducir la burocracia y enfrentar los desafíos migratorios. Sin embargo, hasta ahora, ninguna de esas reformas ha sido implementada.

El esperado plan de modernización económica sigue en fase de diseño, y las medidas anunciadas han sido calificadas por expertos como “parches costosos” sin impacto estructural.

La economista Veronika Grimm lo resumió con dureza: “La coalición no ha entregado resultados. En lugar de reformas, hemos visto concesiones fiscales que agravan el déficit”.

Popularidad en caída libre

Los sondeos reflejan el desencanto. Solo el 29 % de los alemanes aprueba la gestión de Merz, una cifra inferior a la que tenía Olaf Scholz al abandonar el cargo. La coalición CDU-SPD tampoco convence: más del 60 % de los ciudadanos considera que el nuevo gobierno no ha mejorado la situación del país.

El estilo de comunicación de Merz, directo pero poco empático, ha generado críticas incluso dentro de su partido. Su falta de conexión con sectores sociales y su enfoque tecnocrático han contribuido a la percepción de un liderazgo distante.

Protagonismo internacional con sabor a improvisación

En el plano internacional, Merz ha buscado posicionarse como un líder firme. Ha viajado a Ucrania, Estados Unidos y participado activamente en cumbres europeas. No obstante, su postura frente al conflicto entre Israel e Irán —incluyendo un anuncio unilateral de suspensión de exportaciones de armas— fue criticada por falta de coordinación con sus ministros y socios europeos.

Fracturas internas y desafíos futuros

La fallida elección de una jueza para el Tribunal Constitucional, bloqueada por su propia bancada, evidenció divisiones internas en la CDU/CSU. La falta de disciplina parlamentaria y la ausencia de una estrategia clara han debilitado la imagen de Merz como líder fuerte.

Con el otoño acercándose, el gobierno enfrenta una prueba decisiva: presentar resultados concretos o arriesgarse a perder el poco capital político que le queda. La luna de miel ha terminado, y los ciudadanos exigen más que discursos.

Los primeros 100 días de Friedrich Merz han sido una oportunidad perdida. Si no logra encauzar su gobierno hacia reformas reales y consensos duraderos, su mandato podría convertirse en una sucesión de crisis y desencanto.

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