La región de la Selva Negra (Schwarzwald) en Alemania celebra un hito histórico: 175 años desde que Anton Schneider fundó su taller de relojes de cuco en el pintoresco pueblo de Schonach.
Este aniversario no sólo honra una empresa familiar, sino también una tradición artesanal que ha dado identidad cultural a toda una región.
La historia del reloj de cuco en la Selva Negra comienza en el siglo XVIII, cuando campesinos locales comenzaron a fabricar relojes de madera durante los largos inviernos.
Pero fue en 1848 cuando Anton Schneider estableció su taller, marcando el inicio de una producción más organizada y artística. Desde entonces, seis generaciones de la familia Schneider han mantenido viva esta tradición, combinando técnicas centenarias con innovación.
Para los entusiastas de la relojería, la Deutsche Uhrenstraße (Ruta Alemana de los Relojes) ofrece un recorrido de más de 300 kilómetros por pueblos como Triberg, Furtwangen y Titisee-Neustadt. A lo largo de esta ruta se encuentran museos, fábricas y tiendas especializadas donde los visitantes pueden ver cómo se tallan, ensamblan y afinan estos relojes únicos.
La fábrica Anton Schneider, una de las más antiguas aún en funcionamiento, abrió sus puertas para mostrar el proceso artesanal detrás de cada reloj. Además, se presentaron modelos conmemorativos que combinan diseño tradicional con mecanismos modernos.
Cada reloj de cuco es una pieza única que refleja el alma de la Selva Negra. Tallados en madera de abeto, decorados con motivos de la vida rural y acompañados por el característico canto del cuco, estos relojes han conquistado hogares en todo el mundo. Son símbolos de precisión alemana, pero también de nostalgia, naturaleza y tradición.
Los relojes de cuco no sólo marcan las horas: marcan la historia. Y tras 175 años, siguen cantando con la misma fuerza que el primer día.
