
Casi un año después de la entrada en vigor en Alemania de un salario mínimo bruto a 8,50 euros por hora, los temores de un fuerte aumento del desempleo no se han concretado, pero ahora se debate si debe aplicarse a los refugiados. Alemania se apresta a acoger este año a más de un millón de refugiados y algunos temen que se dispare el desempleo.
«Se podría imaginar un estatuto específico para los refugiados de manera que tengan derecho al salario mínimo al cabo de 18 o 24 meses», propone entre otros el economista Michael Hüther del instituto de investigación económica de Colonia (DIW).
Pero de momento el Gobierno ha excluido cualquier excepción al salario mínimo. Esta medida, impuesta por los socialdemócratas a los conservadores de Angela Merkel, con quienes gobiernan, ha sido una verdadera revolución en un país que durante mucho tiempo prefirió los acuerdos sectoriales.
MEJOR TASA DE DESEMPLEO DESDE 1990
Entró en vigor el 1 de enero de 2015 y, casi un año más tarde, llega la hora de hacer balance. La introducción del salario mínimo debía, según previsiones oficiales, beneficiar a más de 3 millones de empleados que antes ganaban menos de 8,50 euros/hora.
El nuevo salario base no ha cambiado la situación económica: ha mejorado un poco el poder adquisitivo pero el consumo interior alemán ya era muy vigoroso desde hace varios años.
Y en el tema del empleo, las previsiones alarmistas de los detractores del salario mínimo no se han cumplido. De hecho, el desempleo ha seguido imperturbable su larga caída para llegar al 6,3% en noviembre, su menor nivel desde la reunificación en 1990.
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