Según un nuevo estudio del Instituto de Política Macroeconómica (IMK) de la Fundación Hans Böckler, la media de horas trabajadas por empleado en Alemania se redujo en 17,6 horas en el segundo trimestre de 2020 en comparación con el cuarto trimestre de 2019 en el marco de la generalización de la jornada reducida (Kurzarbeit).
En el correspondiente período de tres meses de 2009, la reducción en relación con todos los empleados fue de 3,1 horas de media. En términos aritméticos, esto corresponde a algo menos de 2,2 millones de puestos de trabajo asegurados en el punto álgido de la crisis en 2020, frente a unos 330.000 puestos de trabajo durante la anterior crisis financiera y económica.
Según el análisis de la IMK, el trabajo a jornada reducida desempeña un papel absolutamente dominante para garantizar el empleo durante la pandemia. El Gobierno alemán lo ha tenido en cuenta al facilitar las condiciones de acceso de forma más rápida y generosa que en 2009. Según el IMK, el aumento del subsidio por jornada reducida tras varios meses de percepción también representa una mejora notable.
En su estudio, el Prof. Dr. Alexander Herzog-Stein, la Dra. Ulrike Stein, del IMK y sus coautores Patrick Nüß y Lennert Peede, de las Universidades de Kiel y Münster, comparan las graves crisis económicas de 2009 y 2020. En ambos casos, el empleo se desplomó mucho menos que la producción económica porque fue posible salvar muchos puestos de trabajo durante la crisis reduciendo temporalmente de forma drástica la jornada laboral. En este contexto, el uso de la jornada reducida como instrumento de gestión de la crisis de la política económica ha mejorado aún más en comparación con 2009, según los investigadores.
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